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¿Por qué mi hijo es quisquilloso con la comida y qué debo hacer?

¿Cuá­les son las razo­nes por las que los niños se vuel­ven quis­quil­lo­sos con la comi­da? Casi todos los niños de hoy en día se ven afec­ta­dos de algu­na mane­ra por los caprichos a la hora de comer. Des­cu­bra los motivos y qué pue­de hacer para cam­bi­ar esta condición. 
Picky Eater se sienta frente a un plato de arándanos y jugo de naranja

Lo que hace 70 años era casi inau­di­to hoy es com­ple­ta­men­te nor­mal: niños que “comen mal”. Yo lo llama­ría una pan­de­mia de quis­quil­lo­sos con la comi­da. El tér­mi­no pro­vie­ne del inglés y signi­fi­ca “quis­quil­lo­so con la comida”.

Casi todos los niños de hoy se ven afec­ta­dos de algu­na mane­ra por sus hábi­tos ali­men­ta­ri­os. Algu­nas per­so­nas expe­ri­men­tan los caprichos al comer de una for­ma más lige­ra, mien­tras que otras lo expe­ri­men­tan de una for­ma más gra­ve. Algu­nos pedia­tras dicen que no debes preo­cu­p­ar­te si tus hijos son quis­quil­lo­sos con la comi­da y su comi­da se com­po­ne bási­ca­men­te de dul­ces y pas­ta seca. Al menos comen algo y de algu­na mane­ra cre­cen. No todos los ase­so­res nut­ri­cio­na­les saben que los niños con esta des­nu­tri­ción cre­an un cal­do de cul­tivo para todas las enfer­me­da­des físi­cas y psi­coló­gi­cas en la edad adul­ta y que qué y cómo comen los niños de mane­ra equi­lib­ra­da jue­ga un papel importan­te en sus vidas futuras. 

Esta es la situ­ación ali­men­ta­ria típi­ca de los niños de hoy:

  • Al niño no le gus­ta algo
  • Ni siquie­ra quie­re probar/le tiene mie­do a los ali­ment­os nuevos
  • el niño tiene aver­sión a cier­tos ali­ment­os o a los ali­ment­os crudos
  • la con­sis­ten­cia (por ejem­plo, blan­da, blan­da, fibro­sa…) no se acepta
  • el niño solo quie­re comer lo mis­mo todos los días en las comi­das principales
  • Se asus­ta cuan­do la comi­da no tiene exac­ta­men­te la “for­ma” deseada.
  • El niño es muy quis­quil­lo­so y sólo quie­re comer deter­mi­na­das par­tes de un ali­men­to o ten­er­lo todo por sepa­ra­do en el plato
  • solo pue­de comer ali­ment­os de cier­to color
  • El niño recha­za cier­tos colo­ran­tes ali­men­ta­ri­os, por ejem­plo el color ver­de del bró­co­li, todo lo ver­de es aburrido.

Sé exac­ta­men­te lo que se sien­te cuan­do te qued­as en la coci­na duran­te horas, cocin­an­do exac­ta­men­te la comi­da que tu hijo real­men­te debe­ría dis­f­rut­ar, colo­can­do con amor la comi­da en la mesa del come­dor… ¡y lue­go te la recha­zan! Conoz­co esta frus­tra­ción, ¡la he expe­ri­men­ta­do 100 veces con mi Picky Eater! Y sí, cada uno tiene un gus­to dife­ren­te, a cada uno le encan­ta un sab­or dife­ren­te. ¡A algu­nas per­so­nas les gus­ta esto más que aquello! ¡Cla­ro, casi todos los niños hacen eso! Pero recha­zar com­ple­ta­men­te algo y no poder comer­lo en abso­lu­to no es nor­mal, aun­que hoy en día es una prác­ti­ca común, incluso ent­re los adul­tos. Los quis­quil­lo­sos para comer pue­den ser muy diversos y abar­car des­de una acti­tud leve has­ta una nega­ti­va total a comer.

¡Las toxinas en el cerebro afectan el sentido del gusto!

Las toxi­nas como los meta­les pes­ados en el cere­b­ro alte­ran las seña­les que se enví­an a tra­vés de los ner­vi­os des­de el cere­b­ro a la nariz y la len­gua, alteran­do así la per­cep­ción del gus­to. Cuan­do esto suce­de, un plá­ta­no deli­cio­so y dul­ce pue­de pare­cer áci­do o inquie­tan­te, por ejem­plo, inso­por­ta­blem­en­te dul­ce. Ade­más, los impul­sos eléc­tri­cos ya no pue­den fluir libre­men­te debi­do a los blo­que­os de meta­les pes­ados en el cere­b­ro y se repi­ten vari­as veces has­ta que final­men­te encuen­tran otro cami­no. Esto lue­go se mani­fies­ta en una con­duc­ta ali­men­ta­ria com­pul­si­va (la comi­da sólo pue­de ver­se así o aquello).

Apa­ren­te­men­te todo lo que se pue­de hacer es espe­rar y lidi­ar de algu­na mane­ra con la situ­ación has­ta que los niños se vuel­van más “sen­si­bles”. A medi­da que los niños cre­cen, sue­len comer mejor por­que el cere­b­ro cre­ce y even­tu­al­men­te hay más espa­cio y los depó­si­tos de meta­les pes­ados ya no ocu­p­an tan­to espa­cio como en un cere­b­ro peque­ño. La elec­tri­ci­dad que fluye a tra­vés del cere­b­ro sim­ple­men­te se redi­ri­ge alre­de­dor de los meta­les hacia el teji­do cere­bral recién des­ar­rol­la­do y se le per­mi­te fluir libre­men­te allí, por lo que ya no cau­sa una alter­ación tan signi­fi­ca­ti­va. En muchos casos, espe­rar paci­en­te­men­te es sufi­ci­en­te y las melind­res desa­pa­re­cen por sí solas (esto tam­bién se apli­ca a los trastor­nos ali­men­ta­ri­os más gra­ves en los niños). Lo que esto no ha solu­cio­na­do, sin embar­go, son los depó­si­tos de meta­les pes­ados en el cere­b­ro, que aún pue­den cau­sar más pro­ble­mas de salud a lo lar­go de la vida adul­ta. Si no desea esto para su hijo (ni siquie­ra en la edad adul­ta), debe ase­gur­ar­se de eli­mi­nar los meta­les pes­ados del cuer­po. ¡Y no es nece­sa­rio espe­rar has­ta que los niños crez­can y se vuel­van sen­sa­tos! Incluso los niños peque­ños pue­den con­ver­tir­se en gran­des come­do­res medi­an­te la desin­to­xi­ca­ción de meta­les pesados.

Por cier­to, los niños con el pro­ble­ma Picky Eater sue­len pre­sen­tar tam­bién otros sín­to­mas como trastor­nos del len­gua­je, trastor­nos de la mot­ri­ci­dad grue­sa y fina, trastor­nos obse­si­vo-com­pul­si­v­os, trastor­nos de ansie­dad, trastor­nos del sue­ño, dis­le­xia, pro­ble­mas de con­cen­tra­ción, can­sancio y ago­ta­mi­en­to fre­cuen­tes, hip­er­sen­si­bil­ida­des (sen­si­bil­idad al rui­do). , sen­si­bil­idad a la ropa, etc.), con­vul­sio­nes, depre­sión, cam­bi­os de humor, TDAH/ADD, autis­mo, sín­dro­me de Tour­et­te o tics, todos ellos tam­bién rela­cio­na­dos con los meta­les pes­ados del cerebro.

Cambio de dieta y desintoxicación de metales pesados con Picky Eaters

Much­as mad­res qui­sier­an ayu­dar a sus hijos a for­tale­cer su sis­te­ma inmu­noló­gi­co a tra­vés de una die­ta más salu­da­ble para no con­traer infeccio­nes con­stan­te­men­te, o ali­vi­ar sín­to­mas y enfer­me­da­des típi­cas como enfer­me­da­des de la piel, pro­ble­mas diges­tivos, enfer­me­da­des respi­ra­to­ri­as, etc. Como reg­la gene­ral, no es fácil acos­tum­brar­se a los niños. Es un pro­ce­so len­to que dura mucho tiem­po y requie­re mucho tiem­po y descan­so. En pri­mer lugar, hay que bus­car alter­na­tiv­as salu­da­bles a la ali­ment­a­ción actu­al que el niño real­men­te dis­f­ru­te y satis­fa­ga. Pue­des expe­ri­men­tar y pro­bar mucho has­ta que encuen­tres cosas que funcionen. 

Consejos para padres de niños quisquillosos con la comida

Como pri­mer paso, reco­men­da­ría redu­cir drá­sti­ca­men­te el con­su­mo de gras­as y aumen­tar la can­ti­dad de fruta.

Se pue­de ofre­cer fru­ta o un bati­do (exprimido/zumo/helado de frutas/leche de plátano/frutos secos) cada hora. A los niños les sue­le gustar la fru­ta dul­ce. Estos ref­ri­ge­ri­os salu­da­bles garan­tizan que el cuer­po obten­ga exac­ta­men­te lo que nece­si­ta y que los niv­eles de azú­car en sang­re se man­ten­gan equi­lib­ra­dos. Esto mini­mi­za los anto­jos y los anto­jos y faci­li­ta en gene­ral el cam­bio de die­ta. (Por ejem­plo, si al niño se le per­mi­te ele­gir ali­ment­os salu­da­bles cuan­do com­pra, será más fácil comer feliz­men­te más tarde).

Yo tam­bién inten­ta­ría hacer eso todos los días. Bati­do desin­to­xi­can­te de meta­les pes­ados y o Dis­pa­ros cere­bra­les para incor­porar a la dieta.

La desin­to­xi­ca­ción cere­bral es lo pri­me­ro y más importan­te que se debe hacer para que un niño ten­ga hábi­tos ali­men­ta­ri­os nor­ma­les y salu­da­bles. Por eso lo más importan­te es la desin­to­xi­ca­ción dia­ria. Bati­do desin­to­xi­can­te de meta­les pes­ados. Si un quis­quil­lo­so con la comi­da quer­ría beber este bati­do es, por supues­to, una cues­tión com­ple­ta­men­te dife­ren­te. Ya he acon­se­ja­do a much­as mad­res sob­re esto, por­que hay much­as mane­ras dife­ren­tes que, en últi­ma ins­tancia, pue­den per­mi­tir que los niños se bene­fi­ci­en de los 5 ingre­di­en­tes desin­to­xi­can­tes más importan­tes, incluso con trastor­nos ali­men­ta­ri­os. Y tan pron­to como las papi­las gusta­tiv­as pued­an reci­bir nue­vos men­sa­jes del cere­b­ro, es decir, tan pron­to como dis­mi­n­u­ya la con­ta­mi­nación de los ner­vi­os cra­nea­les y las neu­ro­nas por el bati­do desin­to­xi­can­te de meta­les pes­ados, las cosas mejo­r­arán poco a poco y cada vez más ali­ment­os sab­rán bien con el tiem­po. . Enton­ces todo será más fácil y sen­cil­lo. Como ayu­da, sob­re todo al prin­ci­pio, siemp­re lo reco­mien­do. Cam­bia­dor de ansie­dad ali­men­ta­ria.

.Este es un jugo e incluso una can­ti­dad muy peque­ña de él dia­ria­men­te es sufi­ci­en­te para lograr resul­ta­dos posi­tivos rápi­da­men­te, ya que pue­de rom­per los patro­nes arrai­ga­dos en el cere­b­ro para que los cam­bi­os y mejo­ras se pued­an ver mucho más rápi­do (en unos pocos días o sema­nas). , que solo el bati­do desin­to­xi­can­te de meta­les pes­ados (que pue­de lle­var vari­os meses). Pue­des usar el jugo como medi­ci­na. Muchos niños están acos­tumb­ra­dos a tener que tomar medi­ca­ment­os debi­do a sus otras enfer­me­da­des y sín­to­mas. Dado que es sólo una can­ti­dad muy peque­ña, debe­ría ser posi­ble incluso en los trastor­nos ali­men­ta­ri­os más gra­ves. Para empe­zar, una cucha­ra­da es sufi­ci­en­te. ¡Pero debe­ría ser con­ti­nu­a­men­te diario! 

Aun­que el comien­zo no sea fácil, pue­des tener paci­en­cia y no ren­dir­te. Se nece­si­ta un poco de tiem­po para que las papi­las gusta­tiv­as se acos­tum­bren al nue­vo menú. Incluso los peque­ños pasos pue­den mar­car la dife­ren­cia. Y poco a poco lleg­arás a tu obje­tivo. Por supues­to, los pad­res deben dar un buen ejem­plo y ser un modelo a seguir para el niño en lo que respec­ta a la ali­ment­a­ción. Y lue­go esta die­ta no tiene nada de espe­cial; en algún momen­to se con­ver­tirá en lo más nor­mal del mundo. 

En el caso de trastor­nos ali­men­ta­ri­os leves, en los que, por ejem­plo, se evi­tan deter­mi­na­dos ali­ment­os, en rea­li­dad bas­ta con enga­ñar, ocul­t­ar, embelle­cer y trans­for­mar algo, por ejem­plo si el color, la for­ma o la con­sis­ten­cia de un ali­men­to no enca­jan, para que el el niño come le gus­ta comer con las comi­das principales. 

A con­ti­nu­ación se ofre­cen algu­nos con­se­jos para los niños quis­quil­lo­sos con la comi­da que muchos pad­res han uti­liz­ado con éxito: 

  • Deje que su hijo coma más ver­du­ras escon­dien­do la comi­da del niño, por ejem­plo ver­du­ras como gui­san­tes, zan­a­ho­ri­as y toma­tes, en puré en sal­sas, sopas, ket­chup o cor­ta­das en tro­zos peque­ños ent­re pas­ta o arroz.
  • Haga que la comi­da sea sabro­sa para el niño, por ejem­plo, trans­for­man­do las pata­tas en pata­tas fri­tas, gajos, tor­ti­tas de pata­ta, ñoquis, albón­di­gas, Schupf­nu­deln, cro­que­tas, bol­sas de pata­tas rel­lenas, piz­za de pata­tas, gofres de pata­tas o puré.
  • Dale for­ma y deco­ra ver­du­ras y fru­tas, por ejem­plo, con cor­ta­do­res de gal­le­tas con for­ma de ani­ma­les, uti­li­za palil­los para comer ojos, etc., todo según la edad.
  • Haga hela­do bati­do en un divert­ido mol­de de sili­co­na, lue­go la gen­te dis­f­rut­ará comién­do­lo de inme­dia­to, los ojos tam­bién comerán; la comi­da será mucho más inte­res­an­te para el niño si está deco­ra­da de una mane­ra visual­men­te atractiva.
  • La ali­ment­a­ción tam­bién pue­de hacer mara­vil­las en niños con aver­sión sen­so­ri­al a la comi­da, por ejem­plo por­que el niño tam­bién tiene un pro­ble­ma con su mot­ri­ci­dad fina debi­do a la expo­si­ción a meta­les pes­ados o por­que tiene aver­sión a ensu­ciar­se (no quie­re su boca, ropa o manos para ensu­ciar­se o mojar­se). Pri­me­ro es nece­sa­rio disol­ver los meta­les pes­ados para que se pueda lograr una bue­na inde­pen­den­cia y bue­nos moda­les en la mesa.

Qui­zás estos con­se­jos le ayu­den a que su hijo sea un gran comen­sal. Por favor, no obli­gue a sus hijos a comer, esto sólo gener­ará más estrés en la mesa y en las comi­das fami­lia­res. Y si dices: “¡Nada de esto fun­cio­na para mi hijo!”, ¡prué­ba­lo! Con un poco de paci­en­cia pue­de que en un año luz­ca mejor. Por­que a noso­tros tam­bién nos pasó lo mis­mo. A tra­vés de la desin­to­xi­ca­ción de meta­les pes­ados, David pasó de ser un abso­lu­to recha­zador que ni siquie­ra que­ría pro­bar nada y no le gust­aba nada a un peque­ño gour­met que hoy dis­f­ru­ta comien­do ali­ment­os salu­da­bles. ¡Comer es su hob­by! Una de sus comi­das favo­ri­tas es la ensa­la­da de col, aun­que tiene miles de comi­das favo­ri­tas y come mucha varie­dad. Algo “espe­cial” dife­ren­te cada día y nada de comi­da abur­ri­da (pro­ba­blem­en­te ya ha comi­do sufi­ci­en­te comi­da monó­to­na duran­te mucho tiem­po). Que dis­f­ru­ta comer jun­tos. Todos los demás pad­res siemp­re se qued­an más que sor­p­ren­di­dos cuan­do lo ven comer, ya que no tie­nen ningu­na expe­ri­en­cia de esto con sus pro­pi­os hijos. Lo bue­no es que David no es un caso ais­la­do ni una coin­ci­den­cia, sino que otros niños vivie­ron lo mis­mo a tra­vés de la desin­to­xi­ca­ción de meta­les pesados.

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Más sob­re las con­e­xio­nes ent­re el cere­b­ro y los trastor­nos ali­men­ta­ri­os en el libro. sana tu cere­b­ro.  

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